María Patiño es una presentadora y colaboradora de televisión que, antes de alcanzar su actual posición, fue reportera de calle. Muchos la recordarán por ser la favorita del ex de su mejor amiga, Belén Esteban: Jesulín de Ubrique.
El salto a la gran fama lo dio en el programa “¿Dónde estás corazón?” (DEC), donde participaba como colaboradora y donde se hizo famosa por su carácter enérgico y sus enfados, de ahí la célebre frase: “Te has hinchado más que la vena de María Patiño”. En televisión, siempre ha tenido la imagen de conflictiva, aunque no porque estuviera peleándose con todo el mundo, sino porque defendía a fondo su verdad o, mejor dicho, sus fuentes. En el mundo de la televisión, las fuentes son más importantes que el agua de mayo y hay que defenderlas, porque, tarde o temprano, acaban acertando. Y si fallan, muchas veces es porque la verdad no ha salido aún a la luz: muchas rupturas han sido reales, pero luego se han solucionado o han seguido adelante por otros motivos.
Pero bueno, que me desvío… María en televisión se come la cámara, por eso le dieron la oportunidad de presentar “Sálvame Deluxe”. Sin embargo, en aquel momento no asumió completamente su papel de presentadora y siguió por el camino que ella creía correcto. Con el tiempo, llegó la gran oportunidad de su vida: “Socialité”, el programa de corazón de los fines de semana. Ahí brilló con luz propia, dejando atrás su faceta de colaboradora para convertirse en presentadora. En ese espacio, se consolidó como la gran profesional que siempre debió ser.
Cuando “Sálvame” empezó su declive, a María Patiño le tocó el papel más difícil: ser presentadora en medio de una tormenta. Y no porque no valiera, sino porque le tocó remar en un mar revuelto con solo una barca hinchable. Lo logró, pero no fue suficiente, porque en esa tormenta ya estaba sentenciada, igual que el resto del elenco.
Con el tiempo, la vimos al frente de “Ni que fuéramos Shhh”, donde, al principio, experimentó algo nuevo: no sentir la presión de la audiencia. Aunque esa tranquilidad le duró poco, porque a los 10 días el programa pasó a Ten. Pero eso le dio igual, porque aprendió a jugar, a divertirse, a dejar a un lado su personaje de María Patiño y recuperar a la periodista que un día se enamoró de su profesión. Disfrutaba cada conexión, jugaba a ser una amiga, era cómplice del espectador, esa persona que te echa la bronca como una amiga pero, a la vez, te reta a ser mejor.
Dejó atrás los prejuicios y empezó a convertirse en la mariposa que siempre quiso ser.
Por eso, a veces es necesario tocar fondo para resurgir siendo, por fin, uno mismo.

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