Me llamo

Todos los días me llaman para lo mismo.

“Soy XXXX y te llamo de tu compañía de trabajo para ofrecerte una oferta.”

En ese mismo instante, cuelgo. No quiero que me llamen para ofrecerme algo “mejor”, porque lo mejor es gratis y, en la vida, nada es gratis. No quiero descuentos, no quiero mejoras, no quiero pagar menos hoy para pagar más mañana. Estoy cansado de las llamadas invasivas que interrumpen mi día para venderme algo que no necesito.

Me llamo

Todos los días me escriben desde LinkedIn para ofrecerme un puesto de algo relacionado con lo mío. Un trabajo en la otra punta del país, con un salario mínimo que apenas me permitiría pagar el alquiler, y encima me dicen “Gracias a Dios”. ¿Gracias a Dios? ¿Por qué? ¿Porque me están ofreciendo una oportunidad o porque saben que sin esa miseria ni siquiera sobreviviría?

Obviamente, ni respondo. Si con lo que gano ya me cuesta vivir donde estoy, imagínate cambiar de ciudad. Lo mismo ocurre con los mensajes de “Hemos visto tu perfil y estamos muy interesados en ti”. Si tan interesados están, ¿por qué demonios no me llaman directamente en lugar de enviarme un mensaje genérico?

A veces me pregunto si LinkedIn sirve para algo más que hacerme perder el tiempo. Es un escaparate donde todo el mundo finge que le va bien, que están felices en su trabajo, que las oportunidades caen del cielo. Pero en la práctica, todo se reduce a conexiones vacías, ofertas irreales y publicaciones motivacionales que no pagan el alquiler.

Me llamo

Todos los días me levanto de la cama para hacer lo de siempre. Algo que no quiero hacer, pero que, según las reglas de la vida, debo hacer. Trabajo por obligación, no por pasión. Como dijo Inés Hernand: “Un día de trabajo es un día perdido, porque es un día que no puedes dedicar a lo que realmente te gusta.”

Tiene razón, pero hay algo que se nos escapa. ¿Qué hacemos si lo que nos gusta no paga las facturas? ¿Cómo escapamos del ciclo de trabajar para vivir y vivir para trabajar? Nos enseñaron que el esfuerzo nos llevaría lejos, pero la realidad es que la mayoría trabaja sin descanso y sigue en el mismo sitio.

Me llamo. Y me pregunto si algún día me llamarán para algo que realmente valga la pena.